La vida no es un crucero de placer, está plagada de enfermedades, de malas noticias, de parientes inconversos, de empleos en los cuales te despiden sin razón y de puertas que a veces se cierran. Pero si buscas refugio en la Palabra del Señor, los problemas no hundirán tu barco y las crisis no te desviarán del camino, aunque te equivoques, aunque dudes como lo hicieron los discípulos ante la tormenta cuando iban en la barca con Jesús. Si el Señor te dijo 'pasemos al otro lado', siempre llegarás a destino... por el poder de Su Palabra.
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