Jesús siempre estuvo enfocado, nunca se desvió de su carril. Él pudo haber sido un líder político, un revolucionario, pudo haber incitado una revuelta contra Herodes o contra Roma, pero Él sabía exactamente para qué el Padre lo había enviado y mantuvo el rumbo contra toda adversidad. ¿Tienes tú ese enfoque en tu vida? ¿Sabes cuál es tu propósito y tienes un plan para lograrlo? No importa si en el camino tropiezas y caes, el mundo necesita de una generación de jóvenes de empuje que siempre se levanten, que vivan enfocados, con intencionalidad y que trabajen arduamente para ser los mejores en lo que el Señor les ha llamado a ser.
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