Hay dos tipos de fe: la fe que libera y la fe que mantiene. Cuando te toca vivir la segunda, es porque quizá debas defender tu siega.
Transformar las herramientas de cosecha en armas y defender el plantío que Dios te ha dado.
Un mensaje ideal para los que atraviesan crisis financieras severas y no logran comprender en qué fallaron para estar así.
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